lunes, 15 de junio de 2015

vislumbrando que el peine llegue cuando aún quede algo de pelo para peinar.

leo, pienso, escribo, siento 
este clima que me lleva a tantos lados...
resonancias de noches frías, de silencio y soledad inspiradora, 
taza caliente agarrada fuerte para entibiarme las manos y el alma,
gesto que me trae reminiscencias directas de estudiante universitaria,
tantas expectativas, tantas promesas de vida por venir,

un hábito, un olor, una temperatura, cada detalle visita otras épocas, 
circunstancias que pasan y quedan, reciclan y transforman...

"crisis vitales", "portales femeninos",
denominaciones para dar cuenta de momentos coyunturales,
poder decir de alguna manera...
elaboraciones de sentidos que alivian y acompañan las experiencias,

"adolescencia", "maternidad", "mitad de la vida", 
todas para una y una para todas, 
pura naturaleza cíclica que irrumpe a cada paso, muriendo para renacer,
se impone como las tormentas, los volcanes, los desiertos quietos, los lagos calmos, 
a cada uno su destino y los aprendizajes que propone, 

tiempos de esperanzadoras incertidumbres, 
lo que en algún momento fue vértigo total perfila nuevas formas, sutiles y evidentes, 
trayendo las exigencias que la claridad hace aparecer implacables, "nobleza obliga",

confianza que gana terreno a cada porción de conquista sobre uno mismo, 
rebelándose al dicho, 
vislumbrando que el peine llegue cuando aún quede algo de pelo para peinar.

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