lunes, 13 de abril de 2015

la aventura de vivir... "enriquecido de cuanto ganaste en el camino"

La pregunta por el sentido de la vida me acompaña desde que nací. 
Dedicarle mis búsquedas y mis experiencias fue una de mis pasiones existenciales. 
Vivir para entender para qué vale la pena vivir.

Llegó el momento de empezar a sacar algunas conclusiones, efecto glorioso de esta edad, la famosa y crítica etapa de la mitad de la vida. Danzando en sus vericuetos me encuentro y haciendo uso de sus desafíos... con penas y glorias.

Reaparece una vez más, renovada como cada vez, la pregunta por el sentido de la vida. Se me impone, con más espesor, con mayor consistencia, con un nuevo ímpetu, con cierto temor y algo de cansancio, 
pero con la conciencia de la renovación y el reciclaje existencial que propone.

"vivir para vivir, solo vale la pena vivir para vivir" ya lo dijo mi querido poeta "que el sol solo es el sol si brilla en ti, y la lluvia solo lluvia si te moja al caer"

así que de eso se trata,
así llegó mi máxima actual: 
vivir es el mayor de los sentidos,

tengo textos para recopilar, 
ideas para compartir y comprender,
frecuencias para vibrar,
sensaciones para dejarse estar sin juicios,
sin búsquedas ni motivos, 
simplemente vivir,  
respetando los tiempos propios y los ajenos,
siguiéndole el ritmo a la vida,
con sus luces y sus sombras,
sus motivos y sus indefiniciones,
ahí estamos, 
lanzados a la aventura...

que el viaje sea sincero,
"que el camino sea largo"

https://www.youtube.com/watch?v=gH6A5nUvP6Y

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

C. P. Cavafis

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